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El debut de Abdrazakov como Attila
Callao, 14/04/2009. Teatro Municipal del Callao. Attila, ópera en un prólogo y tres actos de Giuseppe Verdi con libreto de Temistocle Solera. Dirección de escena y vestuario: Massimo Gasparón. Attila: Ildar Abdrazakov, Odabella: Dimitra Theodossiou, Ezio: Claudio Sgura, Foresto: Myung Hoon Ji, Uldino: Manuel Rodríguez, Leone: Humberto Zavalaga. Coro Lírico ‘Ciudad de Lima’ (director: Javier Súnico). Orquesta Universidad de Lima. Director: Christopher Franklin. II Festival Internacional de Opera ‘Alejandro Granda’.
El puerto del Callao, en las afueras de Lima, acogió por segundo año consecutivo el Festival Internacional de Ópera ‘Alejandro Granda’. Este festival pretende posicionarse como el de referencia de la región. Por segundo año consecutivo, se logra convocar a artistas de primer nivel, para darle realce y renombre a esta iniciativa del Gobierno Regional del Callao, la Asociación Romanza y los Amigos Peruanos de la Ópera.
La primera edición de este festival vio a Juan Diego Flórez debutar como el Duque de Mantua en Rigoletto de Verdi, y ahora ve otro debut: el del bajo ruso Ildar Abdrazakov, quien hace por primera vez en escena el rol de Attila, también de Verdi. Gran expectativa marca su debut del rol en escena, ya que en marzo del 2010 Abdrazakov encarnará el papel en el Metropolitan Opera House, dirigido por el italiano Riccardo Muti, quien debuta en esa casa de ópera y ha convocado al bajo ruso para cantar este importante rol.
En esta producción del italiano Massimo Gasparón, participan además del ya mencionado Ildar Abdrazakov, la consagrada soprano griega Dimitra Theodossiou, el barítono italiano Claudio Sgura, el tenor coreano Myung Hoon Ji, el director de orquesta Christopher Franklin y el correpetidor Gioele Muglialdo, así como el coro lírico ‘Ciudad de Lima’ dirigido por Javier Súnico, y la orquesta de la Universidad de Lima. El festival se realizó en el Teatro Municipal ‘Alejandro Granda’ del Callao.
Massimo Gasparón, reconocido director de escena y asistente de Pier Luigi Pizzi por muchos años, es un conocido de la afición de Lima, pues ha dirigido las producciones de La Fille du Régiment en 2004, y recientemente el Rigoletto en 2008. Esta producción de Attila pretende marcar a grupos definidos: por un lado los hunos, que más parecen árabes, están totalmente marcados en negro con fondos rojos, representados por un Atila de aspecto monstruoso. Las mujeres italianas destacan en blancos y azules, y los romanos en dorados y rojos. Cada grupo se separa del otro por los cambios de iluminación en cada escena. La escenografía esta compuesta por arcos metálicos, y una gran escalera también metálica, que va mutando con los cambios de escena.
© 2009 by Ricardo Icaza
Esta puesta no pretende mostrarnos escenarios realistas o mayor exhibición y audacia escénica. Es una serie de recuadros cuidados, y exhibición de vestuario, lo cual, visto desde esa perspectiva, no sólo nos resulta atractiva, sino que permite el mayor lucimiento vocal de los solistas y coro. Hermoso resulta también el efecto que estos arcos, revestidos de metal, proyectan sobre el teatro y los laterales del escenario, aportando al clima psicológico de la trama. Otro acierto fue el del bello vestuario de cada grupo creado por Gasparón y realizado por el equipo peruano encabezado por Emilio Montero.
Ildar Abdrazakov como el Rey de los Hunos, es una voz redonda, nada áspera, noble y suave, pero a la vez contundente y muy asentada en sus bases, que combinadas con su gran dominio escénico, y su impecable proyección nos dan un resultado que le abriría la puerta a roles mas grandes. Conociendo a este cantante por sus personajes mozartianos y rossinianos, con este rol marca una diferencia y va en buen camino hacia los personajes maduros de su cuerda.
Dimitra Theodossiou se lleva la ovación del público por ese dominio perfecto en su propio estilo de las riesgosas notas de su rol como Odabella. Desde ese imponente ‘Santo di patria’, hasta su perfecto legato en piano del aria ‘Liberamente or piangi’, demuestra por qué es considerada una de las referentes en este repertorio verdiano, que necesita no sólo de las notas y el control de la respiración, sino también del coraje para interpretarlo. Cabe acotar que la soprano no escatimó en sobreagudos.
© 2009 by Ricardo Icaza
El barítono Claudio Sgura dio una grata impresión como Ezio. Uno puede percibir su identificación como italiano en el rol. Hay mucha interpretación escénica, notas correctas y una presencia que impone respeto, sobre todo en su dúo con Atila durante el Prólogo. Su gran momento está en el aria ‘Dagli immortali vertici’ seguida de la suicida cavaletta ‘E gettata la mia sorte’ con una entrega a toda voz, y un sol agudo al final.
El tenor Myung Hoon Ji aprendió el rol en poco tiempo, habiendo reemplazado a último minuto al venezolano Aquiles Machado. Pese a no ubicarse completamente cómodo con el papel, nos entrega una versión muy interesante de su Foresto. Más ligero de lo habitual en canto más no en volumen, y muy lírico e imponente en su escena del acto tercero. Los agudos de este tenor son muy interesantes, regalándonos un do de pecho larguísimo al final de su escena del prólogo y obligando a la soprano a ir hasta el Re sobreagudo en el dúo del primer acto.
Mención especial y felicitación merece el Coro Ciudad de Lima, conducido por Javier Súnico. Un coro joven y entusiasta que se entrega al papel en la medida de sus posibilidades, y que musicalmente responde de manera tal que entrega un Verdi brillante y emocionante. Interesante también la intención teatral de cada miembro, su aporte fue fundamental en el impacto teatral de la obra.
Lo mismo para la Orquesta Universidad de Lima, que dirigida por Christopher Franklin, logró un balance y buen color italiano. Abusando en correcta medida de su volumen, y sus balances in crescendo en los concertantes nos ofrecieron una interpretación dinámica y emocionante.
Un paso adelante se dio en esta producción de Attila a favor de la difusión y crecimiento de la escena lírica nacional. Mirar al futuro y superarse constantemente en calidad artística es un deber de sus promotores.
Este artículo fue publicado el 04/05/2009